(Viajando en la ciudad)
A las seis de la mañana
en la ciudad de México,
se abre el telón de la rutina
y el transporte público es el protagonista.
Personas somnolientas, cansadas
se apresuran para llegar a su destino
en un vehículo lleno de esperanza
y desesperación, en un camino incierto.
La prisa se siente en el aire
mientras las puertas se cierran,
los rostros cansados buscan un asiento
para descansar de la carga de sus vidas.
Unos piensan en lo que dejaron atrás,
en los amores que se fueron,
en los trabajos que los mantienen atados,
en la falta de oportunidades.
Otros sueñan con un futuro mejor,
encontrar la felicidad en la próxima parada,
en escapar de la lucha diaria
y alcanzar un sueño que parece lejano.
Los ojos cerrados, los oídos tapados,
la mente divagando en un mar de pensamientos,
en un viaje lleno de altibajos
en el que todos somos pasajeros.
Y así, el transporte público de la ciudad
es un reflejo de la vida misma,
un camino lleno de obstáculos,
pero con la esperanza de un mejor mañana.
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